El cambio climático y los lagartos anolinos: la preocupante alerta de los pronósticos

Por Anaisa Cajigas Gandía

El cambio climático es el disturbio de origen antropogénico más preocupante en la actualidad, debido a su impacto severo en la estructura y el funcionamiento de los ecosistemas. Los reptiles son de los grupos que más podrían afectarse por el cambio climático, especialmente por el incremento de las temperaturas. Esto se debe a su naturaleza ectotérmica, es decir, carecen de mecanismos fisiológicos eficientes que les permitan regular su temperatura corporal, y por tanto esta depende de la temperatura del ambiente que los rodea.

El Caribe insular posee una elevada riqueza de reptiles y aquí, los lagartos del género Anolis son importantes componentes de la fauna, desempeñando diversos roles en sus ecosistemas. Con más de 430 especies reconocidas, este género constituye uno de los grupos de tetrápodos más diversos, pero a su vez con un gran número de especies amenazadas.

En el contexto del cambio climático, un grupo de investigadores del Instituto de Ecología y Sistemática de Cuba, la Universidad de La Habana y el MNHN de París, encontró que el cambio climático no solo afectará a las especies, sino también a grupos de especies que presentan características morfológicas y ecológicas similares. Según estos autores, todas los anolinos analizados perderán una gran proporción de sus áreas de idoneidad climática (AIC) bajo escenarios de cambio climático futuros. Ellos plantean que existe una alta relación entre la variación climática que estos lagartos experimentan en la actualidad en sus áreas de distribución y las (AIC) que permanecerán en el futuro. De esta manera, las especies que habitan en zonas climáticamente heterogéneas y/o extensas, serán capaces de conservar la mayor parte de estas áreas en el futuro. Además, el grupo de Anolis conocido como Gigantes de ramas, parecen ser los que más se afectarán, ya que no solo habitan en zonas con una baja variabilidad climática en la actualidad, sino que también su gran tamaño y el hecho de vivir en la copa de los árboles (expuestos directamente a la luz solar), son elementos que los ponen en desventaja.

Combinar estudios de fisiología con la modelación de nicho ecológico, podría proporcionar herramientas muy útiles que permitirían tomar acciones de manejo para las especies y sus hábitats, en aras de mitigar los posibles impactos negativos del cambio climático sobre la diversidad biológica.

https://doi.org/10.1016/j.gecco.2023.e02401